Puede que piense que la Atlántida es sólo una mítica ciudad perdida en el Océano Atlántico. Piénselo de nuevo, porque en la parte sureste de Ibiza hay una Atlántida real, tangible y pétrea que puede visitar, de forma gratuita.
Pero la Atlantis de la que hablamos no es una playa, ni una bahía, ni una ciudad perdida. Algunos la describen como un lugar mágico y único en Ibiza que encierra mucha energía. Lo cierto es que se trata de una antigua cantera de roca, un lugar de extracción de piedras. La extracción de piedra dejó curiosas formas en el terreno con varias piscinas naturales que se calientan en verano y el agua adquiere un color claro y verdoso. El asentamiento hippie lo llamó Atlantis, pero el nombre auténtico es Sa Pedrera de Cala d’Hort. Retrocedamos 2.500 años para entender cómo se creó este interesante lugar.
Historia; la versión corta
Se dice que alrededor del año 600 a.C. los fenicios se instalaron en la isla y desarrollaron la primera arquitectura en la ciudad de Ibiza. Procedían de lo que ahora se llama Líbano y se dice que fueron ellos los que colonizaron Ibiza. También podrían haber iniciado la extracción de piedras de la Atlántida. Sin embargo, más tarde, en la época dorada del siglo XVI, la extracción de marés, la piedra arenisca característica de las Islas Baleares, tuvo lugar seguramente en Atlantis o en Sa Pedrera. Las piedras extraídas se transportaban por mar a la capital y a Sant Antoni. Las piedras se utilizaron, entre otros proyectos, para construir Dalt Vila (traducido Ciudad Alta), la muralla, para un mejor sistema de defensa contra los franceses y los otomanos. Ahora está declarada Patrimonio Común de la Humanidad por la UNESCO. Este proceso de extracción es lo que hizo que la Atlántida sea como es hoy.
Todos los cortes de las piedras, en su mayoría en diagonal, han dado lugar a curiosas estructuras sobre las que es divertido y mágico caminar y descubrir. Es casi como estar en un paisaje onírico. Esto es probablemente lo que debieron pensar los primeros hippies que llegaron a Ibiza en los años 60. Eligieron este lugar como lugar de culto y descanso, y por su sensación de energía, al estar cerca de la icónica roca Es Vedra, y sus distintivas formaciones, los hippies llamaron a este lugar Atlantis. Desde entonces, las rocas se han adornado con figuras esculpidas de peces, budas y llamamientos a la paz. También hay una cueva con la figura de un Buda a medio camino del mar, bajo una gran roca en la zona de las dunas.
Cómo llegar
Los lugares más sorprendentes no siempre son de fácil acceso. Éste no es una excepción. Para llegar a pie (la otra opción es en barco), se recomienda tener una buena salud general y un buen equilibrio, ya que puede ser bastante empinado durante algunas partes de la caminata. Tardará más o menos 45 minutos en llegar, dependiendo de su ritmo. Lleve calzado y ropa cómodos, ya que hay zonas de rocas, grava, raíces y dunas. Y no empiece tarde; la aventura a Atlantis puede durar más de lo previsto, ya que descubrirá esculturas e interesantes formaciones rocosas en el camino. Y querrá tener tiempo para explorar una vez que esté allí abajo.
Teclee “Sa Pedrera de Cala D’Hort” en Google Maps, te llevará a donde aparcar el coche (el mismo parking que si va a Es Vedrá). Una vez aparcado, siga el camino que lleva al mirador de Es Vedra. Después de unos minutos caminando verá que hay posibilidad de tomar un camino a la izquierda. Tome ese camino a través del bosque durante unos minutos más hasta llegar a un lugar con vistas al mar. A la derecha se levanta un imponente acantilado donde se practica la escalada. Pero el camino hacia la Atlántida es hacia abajo.
En este punto entenderá la recomendación de tener buena salud para esta caminata. Aunque no se trata de un camino peligroso, es bastante complicado conseguir ayuda en caso de tener problemas en la bajada a Atlantis. Lleve mucha protección solar y agua; en Atlantis no hay ninguna zona de sombra ni lugar donde pueda colocar una sombrilla. Lleva también unas gafas de buceo. Además de poder utilizarlas para explorar el fondo marino, podrá asegurarse de evitar las medusas, que son habituales en esta zona.
Si planifica bien el día, puede combinar esta excursión con una sesión de puesta de sol con vistas a la legendaria Es Vedrá.